Gustavo Zuluaga se despierta todos los días a las 4:30 de la mañana y, desde la ventana de su apartamento, observa uno de los íconos más imponentes de Londres: The Shard, el rascacielos más alto de la ciudad. Lo que nunca imaginó es que, años después de llegar al Reino Unido como migrante, su arte terminaría iluminando la cúspide de esta emblemática torre durante la Navidad.
Zuluaga, oriundo de Tuluá, Valle del Cauca, emigró de Colombia en el año 2000 en busca de nuevas oportunidades. Tras pasar por España, se estableció en Londres en 2012. Desde hace nueve años trabaja en el equipo de limpieza de The Shard, pero hace apenas dos meses su vida dio un giro inesperado.
El equipo de marketing del edificio conoció su faceta artística gracias a un compañero de trabajo que mostró algunas de sus pinturas. El talento de Gustavo no pasó desapercibido y fue seleccionado para crear una obra que sirviera de inspiración para el espectáculo de luces navideñas que ilumina la cima del rascacielos.
“Sabía que tenía que hacer algo a la altura de este edificio”, contó Zuluaga en entrevista con BBC Mundo, medio que destacó su historia. El resultado fue Luces de Navidad, un óleo sobre lienzo de estilo expresionista, cargado de colores vivos y cálidos, inspirado en los atardeceres que observa a diario desde su ventana.
La obra fue transformada por un equipo de ingenieros en un show de luces animadas de cinco minutos, que hace parte de un espectáculo de una hora, repetido cada noche y cada madrugada hasta el 31 de diciembre. En total, se presentan las creaciones de 12 empleados del edificio, seleccionados mediante concurso interno.
Gustavo vivió uno de los momentos más emocionantes de su vida cuando, durante una reunión familiar por el cumpleaños de su esposa, se asomó por la ventana y vio, por primera vez, su pintura convertida en luces durante una prueba previa a la inauguración oficial.
“No me creía que yo hubiera hecho algo que ahora va a ver todo el mundo. Quedé en shock”, relató.
Más allá del reconocimiento profesional, el logro lo ha reconectado con Colombia. Familiares y amigos con los que llevaba años sin hablar lo han llamado para felicitarlo. “De Colombia extraño la unión familiar, los amigos, sobre todo en Navidad”, confesó con nostalgia, aunque aseguró sentirse orgulloso de representar al país con su arte.
Hoy, además de cumplir con su trabajo diario, Gustavo atiende entrevistas, participa en exposiciones organizadas por The Shard y continúa pintando, muchas veces desde el comedor de su apartamento, ante la dificultad de acceder a un estudio artístico en Londres.
“Esta obra demuestra que las cosas no pasan por casualidad. Hay que insistir, no desfallecer”, reflexiona.
Una historia que confirma que el talento colombiano también brilla —literalmente— en los lugares más altos del mundo.
